22 dic 2014

DOS POEMAS INÉDITOS

SIN LÍMITES

Un furor extraño nos habita

derramados  tras el goce,

contornos difuminados

en esta bruma primitiva.



Aliento estremecido de los cuerpos

en tango febril sureño,

palabras-dunas nos incitan

en la insinuación obscena de la tarde.



El bostezo de la piel nos sorprende

en verdades oscuras,

mejillas que ocupan


el temblor desvelado. 




DELETREO

Ama el mundo y sus vocales  

en el erial frío de los martes,

retales de tiempo sobrevenido

en el edredón oblicuo de los días.



Vacilan consonantes en las costillas

por debajo de la angustia.

Metáforas ahogadas

revuelven sus pestañas.


 


18 dic 2014

BELLEZA EN IMÁGENES







ENRIQUE GRACIA TRINIDAD

La cotidianidad: un regocijo y un fastidio

Nada como las bolsas de plástico y de mimbre
flotando a media altura en el mercado
bajo las manos de mujeres fuertes,
sobre pequeños carros donde un mundo cabe,
siempre dejando ver un tallo de acelga,
una barra de pan o unas cebollas.
* * *
Me levanté por la mañana,
la fecha es la de menos,
dispuesto a ser vulgar como se debe,
pero no funcionaba la rutina.
Alguien debió quitar los plomos de la mediocridad
o a Dios se lo olvidó que era jornada de trabajo.


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Madrid de osos y gatos

Mientras la tarde busca en la basura
su cena antes de irse,
mientras la noche coge su abrigo del perchero
para salir de ronda a enamorar plazas y lluvia,
mientras media ciudad se queda idiota
frente al televisor, y la otra media
frente al aceite en la sartén,
frente al tedio infeliz de la tertulia
frente al cristal del miedo que es siempre tan oscuro.


BIENVENIDO, MR. CHANCE
(Hal Asbhy)

Lo absurdo a veces es la realidad,
no hay por qué inquietarse.
Un jardinero idiota 
puede llegar a ser primer ministro,
presidente, notable…
lo que quieran
quienes tejen la red del disparate
para enredar a todos.

Las cosas suelen ser lo que parecen 
aunque las inventemos.



Una Niña De Azul Con Un Plumier De Pino

Ha muerto en Conde Duque
una niña de azul con un plumier de pino.

Es una vieja estúpida la noche de Madrid, una mueca sin dientes que
                                            
recuesta su rictus de sonrisa en las aceras.
A lo lejos,
detrás de tanta fiebre de tejados,

hay un jardín con úlceras, con hambre, que golpea el perfume de café,

la tos de una muñeca
que se perdió en el fondo de la tarde. Jeringuilla de plástico y mentiras.


Me subo el cuello del abrigo,
no hay nada que decir, poco que hacer. Fatiga.

Pasa un ruido descalzo de autobuses
que dibuja la sangre para fotografías de turismo.

Cerca quizás, para qué buscar lejos, hay alguien que se gana la piel

                                                                                      
tostada y limpia
con el pálido labio
de esta niña sin horas que cambiaba sus sueños por un grito en el brazo.


Me detengo a buscar por los bolsillo cualquier cosa,
un poco de tabaco, calor para las uñas,

refugio contra el miedo,
y esas muchachas tímidas pasan corriendo como siempre,

novias tontas que han de llegar a casa sin mirar las paredes donde

                                              
todo se vende con rápida sonrisa.
Calle de la Princesa, veloz la luz, el aire, el agua que mañana llegará
hasta la plaza. 

Pero la niña azul no corre.

De "Crónicas del laberinto" 1991        (Premio Feria del Libro de Madrid, 1991)




CONTRA POÉTICAS ILUSAS
Un verso es siempre una aventura,
un juego peligroso
en el que acabas derrotado.
Crees terminarlo y, de repente,
no es tuyo, es algo ajeno, extraño, vivo,
pide otros versos para no estar solo

y parece que nunca se da por satisfecho.
                                                            Siempre tiempo, 1997.
SIC TRANSIT POÉTICA
Escribir un poema es confundir al tiempo,
engañar al misterio,
hurgar en esta herida
que cicatriza mal aunque es júbilo a veces.
Las palabras se evaden, navegan solitarias
al borde del papel que es el borde del mundo.
Las palabras renuncian a su cuerpo infinito,

aparecen extrañas a su propia textura.
Sin saber qué hallaremos, perseguimos la idea
en medio de la nada, como persigue el ciego
el tacto de los rostros, el aliento, el sonido.
Las palabras, más huérfanas que nunca, se desnudan,
son ruina descarnada, gesto, prisión hermosa,
laberinto en que el tiempo se pierde para siempre,
no alcanza a consolarnos, sangra más que respira.
Acabado el poema, es posible morir.
Guarde el verso la vida bajo su firme lápida.
Que la palabra quede como un bello cadáver.
                                                                      Siempre tiempo, 1997.